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In Memoriam
Jaime Litvak King (1933-2006)
El día 2 de octubre del 2006 falleció en la ciudad de México, el Dr. Jaime Litvak King; universitario distinguido, arqueólogo notable, maestro excepcional, persona muy querida.
Nació en la ciudad de México el día 10 de diciembre de 1933. Su formación escolar la desarrolló en el Colegio Israelita de México de 1939 a 1950, obteniendo el grado de bachiller en economía. Sus estudios profesionales los llevó a cabo en varias instituciones: en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, donde se graduó como arqueólogo en 1963; obtuvo la maestría en Ciencias Antropológicas de la UNAM con la tesis: Cihuatlán y Tepecoacuilco, dos provincias tributarias de México en el Siglo XVI. Su doctorado en antropología, también de la UNAM, lo obtuvo en 1970 con su trabajo: El Valle de Xochicalco. Un Modelo estadístico para la arqueología regional. Su formación profesional incluyó también estudios en varias universidades extranjeras: Indiana University (1964), University of Pennsylvania (1964), Cambridge University (1967-1968), Fondazione Lerici (1967).
Desde 1968 fue investigador de la UNAM, anteriormente lo había sido en el Departamento de Prehistoria del INAH (1963-1967); realizó investigaciones en Guanajuato, Guerrero, Morelos, Chiapas y el Valle de México. Sus publicaciones comprenden innumerables artículos y libros, entre ellos: Todas la piedras tienen 2000 años, una introducción a la arqueología (1986). Fue director fundador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM (1973-1984). Son varios los reconocimientos que recibió: el Premio de Arqueología del INAH Fray Bernardino de Sahagún (1971), el Premio Universidad Nacional (1996); el Lifetime Achievement Award otorgado por la Society for American Archeaology (2002).
Fue Investigador emérito de la UNAM y formó parte del Sistema Nacional de Investigadores. Fue profesor en varias universidades: la ENAH, UNAM, Universidad de las Américas campus Puebla, University of Minnesota, University of New Mexico, University of Texas at El Paso, Tulane University. Fue coordinador de la Biblioteca Juan Comas; miembro de varias comisiones y consejos; editor y colaborador de varias publicaciones, director y asesor de varias tesis, además de locutor en Radio UNAM.
El Dr. Litvak hubiese preferido una presentación sin mayores preámbulos, tan sólo que mencionáramos que fue investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Era una persona excepcional, que sin embargo, no aceptó ser tratado con distinción. Pero, es imperdonable, para quienes lo conocimos, omitir las innumerables cualidades que poseía, sus contribuciones a la antropología mexicana, su enorme labor como universitario, lo valiosos que fue como maestro y como ser humano.
Sus primeros estudios los realizó sobre economía, tal vez su interés en la estadística y su habilidad en las matemáticas lo llevaron a estudiar esta carrera. Sin embargo, desde muy joven se dio cuenta que su vocación era otra. Estudio la licenciatura de arqueología en la ENAH, fue alumno de los antropólogos más connotados de su tiempo; colaboró con Dr. Ignacio Bernal en el Museo de Antropología, fue alumno y trabajo al lado de José Luís Lorenzo, de quien conoció la importancia de los métodos y técnicas en la excavación arqueológica; el carácter interdisciplinario de la arqueología en donde disciplinas como la geología, geografía, biología, entre otras, son fundamentales. José Luís Lorenzo fundó el departamento de Prehistoria del INAH. El Dr. Litvak se integró a este departamento participando en varias investigaciones de rescate, como los realizados en las presas de El Infiernillo y La Villita.
Su interés por desarrollar nuevos estudios en la arqueología lo alejaron del Departamento de Prehistoria del INAH. Una vez llegado a la Universidad, centró sus investigaciones en el occidente de Morelos, realizó un estudio novedoso en Xochicalco, donde aplicó un modelo estadístico para entender el desarrollo regional de este sitio y su relación con toda Mesoamérica. De esta manera, comenzaba a innovar en algo que siempre le ha interesó, la aplicación de técnicas y métodos en la arqueología. Pero también, se introducía en el campo de las explicaciones culturales. Sus contribuciones más importantes en la arqueología se encuentran en ambos ámbitos.
Es considerado uno de los pioneros en aplicar métodos cuantitativos y el uso de la computación en la arqueología. Como teórico, destacan sus propuestas que explican la dinámica cultural de Mesoamérica, sobre todo, las causas que provocaron la caída y abandono de las principales ciudades del Clásico que dieron origen a una nueva etapa cultural: el Posclásico. Para el Dr. Litvak, este fenómeno se debió al rompimiento político y económico de provincias sometidas, que al crecer y adquirir un dominio territorial, provocaron el aislamiento de las grandes ciudades. Este proceso fue llamado atinadamente por él, como balcanización.
En la UNAM fue director-fundador del Instituto de Investigaciones Antropológicas, su labor en el instituto fue sido admirable, durante su gestión se creó el nuevo edificio, se encargó de que éste tuviera toda la infraestructura posible para convertirlo en un centro de investigación antropológica de primer orden a nivel mundial. De 1994 al 2002 coordinó la biblioteca Juan Comas; en poco tiempo, logró que esta biblioteca se convirtiera en la más importante de Latinoamérica especializada en la antropología, con un acervo bibliográfico de más de quinientos mil fichas y un sistema excepcional de consulta por computadora.
En la UNAM creó el periódico Humanidades, con la intención de que todos los universitarios tuvieran un medio de información y comunicación de interés común. Humanidades se convirtió en el periódico de la Universidad, se distribuía gratuitamente en todos los rincones universitarios; lamentablemente, sin ninguna justificación, fue sacado de circulación y el equipo editorial, desmantelado completamente. Fue uno de los actos más crueles y dolorosos, cometido en contra de uno de los impulsores de las humanidades y las ciencias en la UNAM.
El Dr. Litvak fue un maestro excepcional, era un arqueólogo que quería y disfrutaba su profesión. Para sus alumnos era un profesor poco convencional; sus clases eran claras y sintéticas, en pocas palabras explicaba su visión de la arqueología y las opiniones que tenía sobre la complejidad de la cultura. Sus exposiciones estaban llenas de momentos agradables, experiencias, anécdotas y buen humor. Nunca se negaba a impartir clases, menos si se trataba de la ENAH, su escuela querida. Continuamente recibía invitaciones para impartir conferencias en preparatorias, facultades, en congresos, con grupos parlamentarios; difícilmente las rechazaba, su pasión por dar a conocer sus ideas llegaba a tales extremos y es que, para el Dr. Litvak, esta es la labor del antropólogo, la que está más allá de los libros, fuera de las aulas y de los círculos académicos.
Una de las labores que realizó y que pocas personas conocen, fue en el terremoto de 1985, donde el Dr. Litvak, siendo director de Proyectos Académicos, decidió sumarse a la organización de ayuda que se concentró en la Dirección General de Servicios Médicos de la UNAM, en el Centro Médico Universitario. En este lugar, estableció un equipo que coordinaba las brigadas de rescate y grupos para obtener información de los fallecidos y los aparecidos en refugios. En aquel momento, no existía en ninguna parte de la ciudad un banco de datos como el que se había organizado en la UNAM; desde CU se realizaron los primeros operativos que permitieron localizar a las personas desaparecidas y coordinar algunos trabajos de auxilio. Esta enorme labor fue encabezada por el Dr. Litvak, por la cual, el Gobierno de la República lo distinguió con el reconocimiento: 19 de septiembre al “Valor heroico”.
Era un convencido de que la ciencia debe tener una aplicación práctica; que los conocimientos obtenidos en la antropología sirvan a la sociedad y al desarrollo del país; gran parte de su vida la dedicó a crear y promover instituciones, muchos de los espacios con los que cuenta la antropología y la Universidad fueron obras suyas.
El Dr. Litvak era un hombre sencillo, de ideas prácticas y de un sentido del humor sensacional. Su voz fuerte y grave anunciaba su presencia en cualquier lugar donde se presentaba; no le importaba ser mal hablado, tenía una fascinación por llevar siempre la contraria en las conversaciones, no lo podía evitar; no empleaba protocolos, le encantaba ser bromista, romper las formalidades, reír y divertirse. Algunas personas se molestaban, otras se desconcertaban, pero la mayoría lo admiraba por su forma de ser.
No podemos dejar de mencionar la fascinación que tuvo por la música, en particular el jazz, lo que lo llevó a conducir dos programas inolvidables en Radio Universidad: espacio universitario y la música en la vida. Tampoco olvidar su gusto por el cine y su afición al fútbol. Formó parte del patronato del Club Universidad, acostumbraba ir a cada partido que los Pumas jugaban en CU. En su oficina era normal que suspendiera las labores, sin importa la hora y la carga de trabajo, cuando se presentaba un partido de fútbol importante.
Definitivamente, el Dr. Litvak no representaba el estereotipo del erudito, que sin lugar a dudas, lo fue. Era un hombre de mundo, conocedor, poseía una memoria extraordinaria, era políglota, tenía una enorme capacidad de organización; aparentaba ser un hombre rudo, no mostraba sus sentimientos con facilidad, pero sus actos de gentileza hacia las personas lo delataban.
Quedan muchas cosas que decir acerca del Dr. Litvak, fue un arqueólogo más conocido y reconocido en el extranjero que en su propio país; desempeñó una labor importante en la Sociedad Mexicana de Antropología, los últimos años de su vida los dedicó al desarrollo en México de la arqueología industrial, etc.
En cuanto a mi, yo lo recordaré de la misma forma en como él lo hacía al expresarse de alguno de sus maestros: “era un viejo chingón”.
Joel Santos