MIGUEL A. OESTE
29 agosto 201500:34
Usted hizo al revés que la mayoría de las personas. Era funcionario y dejó su puesto para convertirse en becario universitario…
Sí. La vida no debe ser entendida como un camino lineal. Obtuve una plaza de funcionario en la Banda Municipal de Málaga con 21 años. Doce años después me planteé qué futuro elegir: continuidad o cambio. Opté por lo segundo y no me arrepiento lo más mínimo.
¿Tanto le tiraba la Arqueología?
Llegué a la universidad por azar, ya con 27 años, y sin una idea preconcebida, pero pronto supe que lo que más me motivaba era la Arqueología y más concretamente la Prehistoria. Siempre me ha gustado mucho la Biología y el estudio de nuestro pasado es un inmenso campo donde participan muchas disciplinas. Esa confluencia me enganchó desde el principio.
Intuyo que el cambio fue considerable…
No crea. La Arqueología, al igual que la música, es una actividad coral en la que es imprescindible el trabajo coordinado de muchísimas personas. Asimismo es una disciplina maravillosa en la que concurren muchas características que trato de aplicar a mi propia vida: compromiso, formación, disciplina y perseverancia, imaginación, rigor y humildad, puesto que trabajamos con evidencias muy fragmentarias y nuestras interpretaciones suelen ser debatidas desde el principio.
La imagen aventurera que el cine ha dado de los arqueólogos se ajusta poco a la realidad, ¿no?
Sí, al menos actualmente. A finales del siglo XVIII y durante el XIX era bien diferente. Los arqueólogos eran en su mayoría ricos diletantes ávidos de conocimiento y aventura. Y en este sentido, el personaje que más ha influido en la imagen del arqueólogo es Indiana Jones. El problema es la idea que transmite de la Arqueología. Para Indiana Jones lo fundamental son los objetos, sin importar el contexto ni los destrozos que se producen para obtenerlos. Para nosotros el objetivo debería ser recabar e integrar todos los datos posibles, porque nuestra misión es generar conocimiento a la vez que vamos destruyendo parte de la información. No somos cazadores de tesoros sino interpretes de un pasado común.
¿Con todo el suelo urbanizado en Andalucía se pueden descubrir yacimientos?
Sí, afortunadamente. Digamos que nosotros dependemos de los movimientos de tierras y las obras lo son. Existe una catalogación del suelo en función de su potencial arqueológico. De ahí que, por ejemplo, construir en el centro de Málaga implique una intervención arqueológica. Además, la legislación obliga a que el 1% del presupuesto de las obras públicas sean destinados al fomento de la investigación, rehabilitación y conservación del patrimonio histórico. Esto ha supuesto una importante inversión.
«Los seres humanos dejamos muchas huellas de nuestra actividad»
¿Málaga es un yacimiento oculto?
Por supuesto. La inmensa mayoría de las ciudades son libros de Historia que atesoran una incalculable cantidad de restos materiales que las convierten en verdaderas cápsulas del tiempo. Las distintas épocas se superponen configurando el diseño y la idiosincrasia de la ciudad y de sus habitantes. Pero este gran yacimiento que es Málaga es cada vez más visible porque diferentes instituciones privadas y públicas incorporan parte del patrimonio arqueológico a las edificaciones actuales (Librería Proteo, Museo Picasso, Hotel Vincci Posada del Patio…).
Ha estado excavando los yacimientos arqueopaleontológicos de Orce, donde dirige la excavación de Venta Micena…
Sí, allí he estado un mes, a más de 40° pero al frente de un equipo increíble. Los seres humanos tenemos una característica muy importante: dejamos muchas huellas de nuestra actividad. Y Orce, aunque en Venta Micena no haya rastro humano de momento, conserva otros yacimientos que están proporcionando importantes evidencias para el conocer a los humanos más antiguos de la Península Ibérica.
¿Cuáles son los desafíos a los que se enfrenta hoy la Arqueología?
Desde mi punto de vista son tres: la creación de equipos de investigación cada vez más integrados, la búsqueda de financiación y la conexión con la sociedad para que se sienta partícipe de su pasado.
Fuente: http://www.diariosur.es/malaga-capital/201508/23/somos-cazadores-te...
Comentario
Los cambios en la vida de un ser humano son perentorios y ocurren en momentos precisos de madurez y trancision hacia nuevos objetivos,pero la musica y la arqueologuia son si bien disimiles debemos tener en cuenta que juntas aportan a una y a otra elementos en comun algo que el arquelogo menciono con antelacion.
Pero lejos de ser un cazador de tesoros el arqueologo es un eterno aventurero del pasado lo cual lo hace proclive a navegar por un eterno marasmo sin dejarse caer en el diletantismo academico propugna el conocimiento sobre nosotros mismos imppregandonos de un fuerte espiritu cosmopolita .
Bienvenido a
RMA Red Mexicana de Arqueología
Suscribirse a Noticias RMA Gratis
© 2021 Creada por Gustavo Ramirez.
Con tecnología de
¡Tienes que ser miembro de RMA Red Mexicana de Arqueología para agregar comentarios!
Únete a RMA Red Mexicana de Arqueología